jueves, 28 de junio de 2012

La Dama del muelle de San Blass


San Blas es un puerto ubicado a 69 km al noroeste de Tepic, fundado en el siglo XVII y de ahí partían innumerables expediciones además de ser un refugio de piratas. Sin embargo en esta ocasión vamos a enfocarnos a una historia de amor que se entretejió en el siglo pasado. Un par de jóvenes se enamoran a muy temprana edad, pero su forma tan precaria de vida les impedía unirse. Por ello él tomó la decisión de ir en busca de fortuna. Una tarde, cuando las olas inquietas cubrían los tobillos de la joven, ésta despidió a su amado con todo el dolor de su corazón algo había en el ambiente que no acababa de agradarle, pero él la convenció de que pronto estarían juntos.
Ella lloró su partida, y todos los días esperaba su regreso, pero los meses pasaron y no había barco que le devolviera a su amado. Llevaba el mismo vestido por si él volviera no se fuera a equivocar; miles de lunas la vieron llorar, porque siempre estaba en el muelle esperando.
Años después, un amigo del joven, al verla, se acercó y le sugirió que no esperara más, pues de acuerdo con lo que había visto, el barco en el que viajaba se había hundido en el mar, no sin antes haberle permitido vivir con otra mujer. Sin embargo ella no creyó ni una sola palabra y siguió esperando la promesa del joven, pues no concebía  la idea de que se encontraba ante el amparo del olvido.
A partir de entonces, todos la creyeron loca e intentaron encerrarla en el manicomio, pero nadie la pudo separar del mar. La mujer estaba convencida de que algún día aquel hombre que había partido regresaría y ella quería estar allí para esperarlo. Por supuesto esto jamás sucedió, pues las palabras de aquel amigo eran tan ciertas como el oleaje tan peligroso que se acercaba; trataron de convencerla de que se apartara del mar, pero nada valió, sus cabellos se habían encanecido y hasta pareciera que sus pies habían echado raíz en aquel sitio. Murió cuando una fuerte ola la arrastró devolviendo su cuerpo a la arena.
El sepelio estuvo lleno de cariño, desconcierto y hasta morbo por parte de todos aquellos que la habían visto siempre parada en el puerto de San Blass. Pasaron los días y una noche de luna llena, cuando las olas del mar volvieron a estar alborotadas y la neblina se hizo presente en el puerto, un marinero vio la silueta de una mujer; cuando se acercó a ella pudo notar que su cuerpo era transparente, en su rostro tenía el semblante triste, pero sereno. El hombre fue a avisar a todos los que estaban pasando, aunque nadie se extrañó, porque bien dicen que los muertos vuelven de sus tumbas cuando hay algo que les perturba y es evidente que el regreso de su amado aún sigue siendo parte de sus planes, tanto, que se le ha olvidado que lleva más de un siglo muerta o quizás todo este tiempo no se ha dado cuenta que lo está.
La dama del muelle de San Blass o del puerto como muchos han llamado a la historia, ha servido de inspiración hasta de canciones y nadie que vaya a visitar el lugar sale de allí sin haber escuchado antes la extraordinaria leyenda; pero si usted visita el puerto los días de luna llena, sin duda verá a lo lejos la silueta de una mujer que todavía se encuentra en espera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario